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El masaje, actúa de dos maneras diferentes:


• Directamente, a través de un efecto mecánico por medio de maniobras que se realizan sobre los vasos.


• Indirectamente, por estimulación de las terminaciones neuromotoras de los vasos.

La aplicación del masaje sobre el sistema circulatorio va a influir en la intensificación del flujo linfático y sanguíneo desde la zona trabajada, así como en la ampliación de la red periférica arterial, lo cual aumenta el flujo sanguíneo arterial y activa la circulación general, de forma que se establece una nueva distribución de la sangre desde los órganos internos hacia los músculos y piel.

La sangre redistribuida, provoca un incremento de la temperatura local calentando los tejidos y transformando su estado físico y químico.

El masaje va a actuar a tres niveles sobre el sistema circulatorio:


• A nivel de la circulación arterial (arterias y capilares).


• A nivel de la circulación venosa.


• A nivel de la circulación linfática (vasos colectores y ganglios linfáticos).

   
   

CIRCULACIÓN ARTERIAL

El aumento de calor y rubor obtenido del masaje, provoca la dilatación de los vasos arteriales. Esta dilatación incrementa el aporte de  oxígeno y de nutrientes, aumentando el metabolismo de la zona y mejorando el estado trófico de la piel y los tejidos subyacentes.

Esta vasodilatación va a ser debida en gran medida a la liberación de acetilcolina, histamina y sustancias histaminoides.

Al estar las arterias en planos profundos, el efecto que el masaje produce sobre la circulación arterial no es tan directo como el que produce sobre la circulación venosa. ES más bien una estimulación " de rebote ".  Esto puede ser observado claramente en los individuos que sufren claudicación intermitente; tras unas sesiones de masaje mejora el color de la piel y la temperatura y desaparece en gran medida, la claudicación; esto demuestra el efecto beneficioso que el masaje provocó sobre las arterias. mejorando además la circulación colateral de la zona.

 CIRCULACIÓN VENOSA

Los vasos sanguíneos venosos circulan a nivel superficial, por lo que el masaje se debe de realizar en la misma dirección de la sangre en las venas, es decir, desde las extremidades en dirección al corazón. Este procedimiento incrementa el flujo de la sangre que va de retorno al corazón, mejora el filtrado de la misma, y estimula la función de las válvulas de entrada y salida del músculo cardíaco.

CIRCULACIÓN LINFÁTICA

El sistema linfático, junto con la circulación venosa, es el encargado de purificar el organismo. Esta circulación se mueve a nivel de la piel. Con un masaje suave es suficiente para movilizar los líquidos retenidos, para su filtrado y desagüe.

El masaje está indicado para todo tipo de personas, y en particular aquellas que presenten:

Trastornos circulatorios
Retención de líquidos
Edemas
Celulitis
Obesidad
Contracturas
Cefalea
migrañas, Insomnio y situaciones de estrés
Fatiga o cansancio
Enfermedades reumatológicas
Lesiones musculares

El masaje puede estar contraindicado en:

Flebitis
trombosis
varices muy pronunciadas
fragilidad vascular
lesiones que afecten la zona a tratar
procesos que cursan con dolor en inflamación
problemas de la piel
ganglios inflamados
tumores malignos